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martes, 13 de octubre de 2009

Semáforo en rojo,
en medio de la oscuridad
nada logran ver sus ojos extasiados.

Los autos no se detienen
los hombres no se detienen
los fantasmas no se detienen

Semáforo en amarillo,
¿ella salta desde su ventana?
no puede mas con el mundo en sus hombros
con su propia nostalgia.

Los autos no se detienen
los hombres no se detienen
los fantasmas no se detienen

Semáforo en verde,
sus manos no están
su voz no esta
su temblor no esta
sus ojos negros no están
ni para nosotros
ni para ella misma
no mas dolor
dejó de girar.

Y los autos se detienen
y los hombres se detienen
y los fantasmas se detienen

¿Ya para que seguir coleccionando armas que no disparan?

Septiembre 22 - 2009

2 comentarios:

LEON PLATA dijo...

Este poema deja huella. Ya sabés por qué....

Tatiana Abdallah Camacho. dijo...

Si, deja la misma huella que nos dejan nuestros fantasmas.

Gracias por tus comentarios Leito.